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VII
INTRODUCCION.

bulenta sociedad, apenas habria conseguido lectores, sino es dispensándoles sus capítulos á guisa de folletin.

Todos los géneros literarios tienen sin embargo sus ventajas respectivas, y el de los artículos sueltos de costumbres, á mas de la rápida popularidad, tiene la de poder encerrar en cortos límites todas las condiciones de un drama ó una novela; y acaso conseguir interesar mas la mente del lector por lo incisivo del pensamiento y por su marcha desembarazada de episodios; asi como suele acontecer al ligero epigrama puesto en parangon con la cansada sátira ó con el filosófico discurso.

Sin embargo, como estas ligeras obrillas suelen ser hijas de las influencias del momento en que se publican; como por lo general el autor que á ellas se dedica no puede subordinarlas todas á un pensamiento comun, y por muy independiente que sea de las circunstancias pùblicas, escribiendo en diversas épocas, bajo distintas impresiones, ha de revelar forzosamente la marcha de los sucesos, y hasta la de su propia edad; por eso es preciso que los lectores tomen en cuenta la fecha de cada cuadro, y se trasladen, si es posible, con la mente, al punto de vista en que les colocó el pintor.

El autor de estas ESCENAS faltaria á la verdad si negara que su pensamiento primitivo fue el de escribir una obra de costumbres contemporáneas; pero sujetándola á una sola accion, dándola la estension conveniente, y desplegando en ella segun creyera oportuno los caracteres respectivos. Sentadas quedan las razones que tuvo para renunciar á su propósito, y para reducir á simples bocetos los varios episodios del cuadro que tenia imaginado, renunciando á la ventaja de presentarlos reunidos en un solo grupo y subordinados á una accion simultánea; aunque adquiriendo por otra parte la de ofrecerlos vestidos con los colores de cada dia, y tambien que su aparicion fuese tan rápida que no diese lugar á una gran atencion ni á una despiadada censura.

El largo periodo de diez años transcurridos desde el primer articulo de esta coleccion hasta el último, ha sido tan fecundo en contrastes y en peripecias, ha modificado en tanto grado la fisonomía de nuestro pueblo, sus gustos é inclinaciones, y hasta el lente mismo del observador, que seria injusticia juzgar los primeros ensayos de este bajo el punto de vista del dia. Y cualquier lector por poco que medite, echará de ver en la primera série de estos artícu-