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xvi por el tribuno esta respuesta al Príncipe en presencia de Popea y Tigelino, que era el Consejo secreto con quien resolvía el modo de ejercitar su crueldad, le preguntó si Séneca se preparaba para tomar una muerte voluntaria, y afirmando el tribuno que no habla conocido en él serial alguna de temor ni tristeza en palabras ni en rostro, se le manda que vuelva y que le notifique la muerte. »Séneca, sin temor alguno, pidió recado para hacer testamento, y negándoselo el centurión, vuelto á sus amigos, les dice: «que pues se le impedía el recono»cer y gratificar sus merecimientos, les dejaba una »sola recompensa, aunque la mejor y más noble que »les podía dar, que era el espejo y ejemplo de su »vida, del cual, si tenían memoria, sacarían una hon»rada reputación y el loor de haber conservado y sa»bido aprovechar el fruto de tan constante amistad. »Y juntamente, ya con amorosas palabras, ya con se»veridad, ä manera de corrección, les hacía dejar el »llanto y los procuraba reducir ä su primer firmeza »de ánimo, preguntándoles que dónde estaban los »preceptos de la sabiduría, dónde la disposición pre»parada con el discurso de tantos años para oponerse »á cualquie; accidente y eminente peligro. Porque á »todos era notoria la crueldad de Nerón, ä quien no »quedaba ya otra maldad que hacer, después de ha»ber dado muerte á su madre y hermano, sino quitar »la vida á su ayo maestro.»