Échese de menos en el favorito de Felipe IV la energía de Cisneros ó la perspicacia de Don Fernando el Católico; mas no se le culpe porque el marqués de Caracena no emulase las glorias del de Pescara, ó porque no fuese la de Meló la espada del Gran Capitán.
Nada más ajeno á mi propósito que vindicar aquí á D. Gaspar de Guzmán de actos que no supieron impedir el levantamiento de Cataluña y aceleraron en cambio el desprendimiento de Portugal, tristísimo suceso que el historiador debe contemplar con más dolor que sorpresa, si desapasionadamente examina la excesiva lenidad de la conducta de Felipe II al anexionar el Portugal á sus dominios patrimoniales. Nada más lejos de mi intención que presentar á Olivares como dechado de estadistas ó como hombre de talento suficientemente disciplinado, gracias á una educación sabia, para salir airoso de los empeños de amor propio que eran en aquellos días los númenes de la desastrosa