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reales, en las reposadas silvas, en los uniformes tercetos que con tanta maestría compone nuestro autor, y el correr sosegado y monótono de los ríos por los álveos de la llanura, halla ecos elocuentes en el rumor de los versos libres de La visión de Fray Martin. Si se abre cualquiera de los poemas de Núñez de Arce, se advierte al punto que el diapasón no varía, que los episodios del relato carecen de intensidad dramática capaz de perturbar la calma majestuosa del ritmo, que el ritmo de la estrofa es reflejo veraz del ritmo del alma del poeta... Equilibrada y serena fué la de don Gaspar Núñez de Arce, aun en los momentos culminantes en que su indignación se desata al prorrumpir en los Gritos del combate; y aquellos sonoros y bien ordenados anatemas parecen más bien fruto de apacibles solaces literarios que no consecuencia de ilegislables raptos líricos ó chispazo de desaforadas pasiones. Ya llore la anarquía que desgarra la patria, ya se mofe de la audacia de las,