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Sr. Antón es una obra de combate, no en el sentido indirecto con que influye en el pensamiento y en las costumbres de la sociedad el espíritu independiente del artista, sino al modo concreto con que el cirujano ejercita el bisturí en la llaga del enfermo ó halaga el político de profesión, en alas de retórica pedestre, la concupiscencia de los caciques.

Deseché, sin embargo, las alarmas suscitadas por este pequeño detalle y empecé á recorrer las páginas del libro con la esperanza de no hallar en ellas nada que justificase la clasificación, acaso impensada, del Sr. Anón; pero á medida que avanzaba en la lectura, me iba poco á poco convenciendo de la consciente pertinacia con que el autor se afanaba por bastardear esa salvaje independencia que es esencial condición en toda obra verdaderamente artística.

Dos notas simpáticas veía también destacarse al mismo tiempo en todos los capítulos de la novela: la valentía con que el señor