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OLIVARES
sincero y elocuente en la expresión, sobrio en los placeres, menos diestro que probo y más eficaz que inteligente en las cuestiones económicas; celoso del engrandecimiento de su casa, y á pesar de ello, desprendido en las graves crisis nacionales. Cayó víctima de bastardas pasiones cortesanas más que de sus yerros de estadista; arruinó su robusta naturaleza, abrumado por los desvelos y trabajos de cerca de veinte años de gobierno; murió olvidado de su Rey y malherido por la ingratitud de antiguos aduladores, en sus Estados de Loeches y ha sido necesario el transcurso de poco menos de tres siglos para que no estremezcan la tumba en que sus cenizas se encierran, los denuestos de la posteridad.