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grandes señores é imaginaban que nunca podría sobrepujar nación alguna la opulencia de su patria mientras la Casa de Contratación de Sevilla se viese repleta de los raros productos de Ultramar.

La abundancia de numerario mal invertido y peor administrado, unida á la benignidad de nuestro clima, que no exige cual en otros países el cotidiano esfuerzo de los moradores para defenderse contra los rigores de la intemperie, contribuyó desgraciadamente á prolongar la desidia de los naturales de la Península y á que no conocieran sino muy tarde cuan copiosa fuente de riqueza es para las naciones la transformación de las materias indígenas por medio de la industria humana y el continuo cambio de lo, vernáculo por lo exótico.

La expulsión de los Moriscos decretada en los tiempos de Felipe III, vino á agravar la precaria situación del Tesoro público, no sólo por la baja sensible de la población, sino por