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y lo que forma su heroísmo destruye la humanidad. ¡Ved esas sienes de los héroes ceñidas con laureles de Europa, pero salpicados de sangre ó marchitados por la codicia: quebrantada su salud, sumidos en la molicie, y solo afamados por el saqueo de provincia, enteras, viven, pero cubiertos de oprobio! ¡Miserables riquezas aquellas á las cuales ninguna accion generosa pudo dar esplendor; y ningun brillo verdadero libertarlas del bochorno y la infamia! ¿Y qué especie de felicidad es la que termina su carrera? En medio de las sombras ostentosas que les rodean, su sueño se ve turbado por el espectro de algun codicioso favorito, ó alguna muger orgullosa que se hizo dueña de todo y manda en aquellos salones donde la vanidad tiene pintada la triste historia de su vida y los monumentos de sus trofeo?. ¡Ah! no nos dejemos deslumbrar por el resplandor de su mediodía. Comparémoslo con la oscuridad de su mañana y su tarde, y todo el resultado de su gran fama vendrá á parar en un sueño ó en que se confunda su gloria con su vergüenza.

Conozcamos pues esta verdad cuyo conocimiento le basta al hombre, que no hay mas felicidad en la tierra que la de