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noble de Dios. Puede la fama sustraer de la muerte el nombre de un célebre malvado, asi como la justicia priva á su cuerpo de la sepultura; pero también suele suceder que lo que fuera mejor sepultar en un eterno olvido, se expone al aire y al público para apestar á los demas vivientes. Toda reputacion que no nace de un sólido y verdadero mérito no nos pertenece, es extraña; su incienso daña á la cabeza, y no llega al corazon. Una hora de nuestra propia aprobacion interior vale mas que muchos años de aclamaciones mercenarias de un populacho alucinado. Marcelo en medio de su destierro sentía un júbilo mas verdadero que Cesar seguido y rodeado de todo un senado adulador.

¿Y qué ventajas resultan de un talento superior? Decidnos vos, milord, pues podéis decirlo, qué viene á ser el ser sabio? Es conocer lo poco que podemos saber, notar todas las faltas de los demas, y advertir uno las suyas propias. Condenado á desenmarañar negocios arduos ó restablecer las artes, sin auxiliar ó sin juez, ¿queréis manifestar algunas verdades, ó salvar un pais que se arruina? Todos temen, nadie os ayuda, y muy pocos os entienden. ¡Oh triste preeminencia la de verse superior á las debilidades de la vi-