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la muerte? ¡Oh joven y querido Digby, objeto de nuestra pesadumbre[1]! ¿tu virtud (cual á nadie dieron tanta jamas los cielos), tu virtud pudo acaso precipitarte al sepulcro? Si la virtud hizo espirar al hijo, ¿por qué vive aun su buen padre colmado de gloria y de honrosas canas? ¿Por qué el santo obispo de Marsella respiraba él solo un aire puro, mientras que la naturaleza desfallecía y el soplo de los vientos sembraba la muerte? ¿O por qué prolongando el cielo unos dias preciosos para mí y los pobres infelices, nos conserva á nuestra tierna madre tan largo tiempo, si largo puede decirse el de la vida?[2]


  1. Mr. Roberto Digby era hijo del Señor de este nombre, á quien Pope le compuso un largo epitafio, en que le pinta como un joven de costumbres muy puras, de un saber modesto, y de una gran serenidad, asi en lo próspero como en lo adverso, hombre de bien, de verdad y de su palabra, y verdaderamente grande sin pretension á serlo; y acaba de esta suerte: „¡Oh tu que jamas deseaste cosa que no pudieses confesarla á la faz del mundo, que juntarte á las mas suaves costumbres un ingenio sin afectacion, amigo de la paz y del género humano: ea, vive eternamente.!”
  2. La madre de Pope vivía aun cuando su hijo publicó estas epístolas morales, y murió