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apacentarle y regalarle! Bien ve él este particular esmero; pero no sabe que es para devorarle. En lo que cabe como ansaron discurrirá muy bien; pero lo yerra de medio á medio en cuanto á los designios del hombre. Pues lo propio sucede con el hombre cuando pretende que todo ha sido hecho para uno solo, y no lo uno para el todo, que discurre á la manera del ganso.

Aun suponiendo que el mas fuerte reine sobre el mas débil, y que el hombre sea el espíritu y tirano del universo, la naturaleza también da sus jaques á este tirano. Él solo es el que conoce y provee á las necesidades y males de las demas criaturas. El halcon que arrebata la paloma, ¿la perdonará acaso la vida por el tornasoleado de su pluma? ¿Párase el arrendajo por ventura á admirar las alas doradas de los insectos? ¿Y el gavilán se detiene acaso á escuchar el canto del ruiseñor? El hombre solo se interesa por todos: proporciona bosques á las aves, pastos á los animales, lagos y estanques á los pescados: cuida de los unos por interes, de los otros por deleite, y de muchos mas por vanidad. Todos subsisten, gracias al esmero de este amo vanidoso, y gozan de una felicidad proporcionada á su lujo.