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Depon pues; ó mortal, tu error; no llames
Imperfeccion este órden portentoso
Que no conoces bien: tu mayor dicha,
Quizá de lo que mas inculpas, pende.
Tu misma ceguedad y tu flaqueza
Son dones á tu fin proporcionados.
Entra en tí mismo; piensa en tu destino
Somete tu razon: espera firme
Ser tan feliz aqui, ó en otra esfera
Cual conviene á tu ser, pues Dios lo quiere
Y en amor paternal sobre tí vela
Desde el alba á la noche de tu vida,
Y de su diestra poderosa pendes.
 
Es la naturaleza con sus obras
Un arte para ti desconocido;
Lo que llamas fortuna es el efecto
De un gran designio, cuyo fin ignoras:
Lo que juzgas discordia es armoni
Cuyo hermoso concierto no percibes;
Y el mal particuar que acaso observas
Es un bien general. En fin concluye,
Que á pesar del orgullo, y en despecho
De la razon ilusa, cuanto existe
Todo esta bien aqui, todo es perfecto.