Y que Dios hizo mal; ántes confiesa
Que el hombre, á quien es dado solamente
Gozar del tiempo un fugitivo instante,
Y ocupar del espacio un solo punto
Debe ser tan feliz y tan perfecto
Como su ser, y condicion exige.
Del libro del destino nadie puede
Leer sino la línea en que es escrito
Lo presente no mas. Próvido el cielo
Al bruto oculta cuanto inspira al hombre;
Y á este cuanto á los ángeles revela.
¡Quien pudiera jamas vivir tranquilo
Sin esta oscuridad!... Cuando el cordero
Es por tu gula condenado á muerte
¡Si él tu razon tuviera, lo verias
Tan alegre y lacivo en la pradera
Pacer, brincar, y en inocente halago
Lamer la dura mano que le hiere?
¡O feliz ceguedad de lo futuro!
Gracioso don, á todo ser prestado
Porque llene mejor su fin; en tanto
Que el sabio Autor en plácido reposo
Su obra sublime conservando, mira
Con ojo siempre igual un vil insecto,
O un héroe perecer; en el espacio
Ya un sistema, ya un átomo perderse;
Y ampollas de ayre, ó mundos disolverse.
Refrena, pues, el vuelo de tu orgullo:
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