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DE ORIZABA 333

de Osorio, su sobrino, clérigo de Ordenes menores, quien como testigo de vista me hizo escribir; salió, pues, dicho Cura con la casulla manchada de sangre, y el amito y alba medio quemados: la casa, como inmediata, se quemó luego, tal que se trajo aquí derretido y unido vidrio y loza de China: pocos pedazos se recogieron de los cuerpos quemados, porque quedó lo mas hecho ceniza: dos colchones y sábanas libraron los sirvientes de la casa de dicho Cura: los colaterales y altares aliñados de siete cofradías, con cinco cuerpos de alto cada una, porque se iban siguiendo las fiestas: qué cera, qué plata, qué frontales, qué manteles, qué ramilletes, todo se abrazó: dicho Cura se acogió al campo debajo de un àrbol hasta otro dia, por la grande confusion que habia. Hubo hombre que teniendo muger é hijos amaneció solo en su casa, por haber perecido todos en dicho fuego: fué cosa lastimosa.”

Esta calamidad bastante á amendrentar