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VIRGILIO.
XXXIX.

»Que si este dón violais—el agorero
»Pronostica (primero se convierta
»En quiebra suya el malhadado agüero!)—
»Troya vencida quedará y desierta:
»¿Qué es Troya? ¡el Asia! ¡Triunfareis, empero,
»Si le internareis, la muralla abierta,
»Y á las aguas de Grecia vuestras proras
»Irán, andando el tiempo, vencedoras!»

XL.

»Así en un punto entre sus lloros viles,
Caza Sinon con pérfidos amaños
En red de muerte á los que el grande Aquíles,
Ni el hijo de Tideo, ni diez años
De terca opugnacion, ni naves miles
Pudieron domeñar. Tras sus engaños,
Con espanto de todos repentino,
Oye el paso cruel que sobrevino.

XLI.

»Sacerdote por suerte designado
Á honrar al Dios del húmedo elemento,
Era Laoconte: ante el altar sagrado
Degollábale un toro corpulento.
Súbito á la sazon venir á nado
Vemos (de horror estremecerme siento),
De la ínsula vecina procedentes,
Por sobre el mar tranquilo dos serpientes.