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VIRGILIO.
XV.

»Catorce Ninfas sírvenme doncellas,
De hermosura dotadas milagrosa;
La que en encantos sobresale entre ellas,
Deyopeya gentil, será tu esposa:
Eternas gozarás sus gracias bellas;
Yo te la doy, porque de prole hermosa
Afortunado fundador te haga;
Y así el favor mi gratitud te paga.»

XVI.

Éolo reverente la responde:
«Reina, escudriña cuanto ansiar pudieres,
Dí cuanto oculta voluntad esconde,
Pues son tus voluntades mis deberes.
De ti no fuesen dádivas, ¿de dónde
Mi cetro, mi privanza, mis poderes?
Tú en las mesas olímpicas me sientas;
Rey por ti soy de rayos y tormentas!»

XVII.

Dice; y la hueca mole con el cuento
Hiere del cetro, y la voltea á un lado;
Y al ver el ancha puerta, cada viento
Quiere salir primero alborotado;
Y Noto á un tiempo, y Euro, y turbulento
Abrego con borrascas, monte y prado
Corren, barren el suelo, al mar se entregan,
Y ondas abultan que la playa anegan.