Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/339

Esta página no ha sido corregida
305
ENEIDA.
CLXVIII.

»Aquél, cuando á Corinto á su talante
Haya tratado y al orgullo aquivo,
Al Capitolio correrá triunfante;
Éste, el país de Agamemnon nativo
Subyugará, y en Pérses arrogante
Verá á un nieto de Aquíles fugitivo:
Tales desquites á Ilïon reserva
Y al profanado templo de Minerva.

CLXIX.

»No al gran Caton olvidaré, no á Coso;
Ni ya á los Gracos, ni á los dos Scipiones,
Relámpagos de guerra, pavoroso
Apellido á las líbicas regiones.
Fabricio, en tu pobreza poderoso,
¡Salve! y tú, el oro en rústicos terrones
Esparciendo, oh Serrano! ¡Salve, oh Fabios!
No, aunque cansado, os callarán mis labios.

CLXX.

»Máximo, con tardanzas tú prudentes
Salvarás la Nacion. Y esto adivino:
Otros con más primor vultos vivientes
Harán de bronce duro ó mármol fino;
Oradores habrá más elocuentes;
Sabios podrán con más seguro tino
El cielo escudriñar y las estrellas,
Y los cercos medir y el poder de ellas;—