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VIRGILIO.
CLIX.

»Los ojos torna: á tu nacion atento
Contempla en Roma; á César mira; advierte
Los racimos de Yulo tu sarmiento,
Que á luz cabal predestinó la suerte.
Éste es, éste es el que una vez y ciento
Oiste á altos anuncios prometerte,
César Augusto, hijo de un Dios, que al mundo
El áureo siglo volverá fecundo.

CLX.

»Él á Italia honrará con tales dones
Cual ya Saturno; y llevará su imperio
Del Indo y Garamanta á las naciones,
Su valor fatigando al hemisferio;
Y abriránse á su paso las regiones
Que allende el Sol se embozan en misterio,
Á do el cielo con astros rutilante
Rueda en los hombros del eterno Atlante.

CLXI.

»Ya ven los Caspios reinos su venida,
Por anuncios, con ánimo intranquilo;
Ya la tierra Meótica trepida,
Sus siete brazos estremece el Nilo.
Tigres guiando con pampínea brida
Y de Nisa impeliendo, excelso asilo,
Su carro victorioso, Baco empero
Llegar no pudo á ese último lindero.