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VIRGILIO.
CLIII.

Y porque logre, al avanzar la hilera,
Ver de frente lo digno de memoria,
Le conduce á un collado, y, «Considera,
Hijo,» le dice, «la sublime gloria
Que á la raza de Dárdano le espera;
Oye los claros nombres que en la historia
Nos guarda Italia; entre futuras gentes
Mira pasar tus dignos descendientes.

CLIV.

»Ese, de asta de paz y augusto porte,
Que á la luz va por suerte el más cercano,
Será el primero que á la vida aporte,
Con sangre mixta y con renombre albano:
Mira, es Silvio: Lavinia tu consorte
A luz darále, de tu amor, ya anciano,
Póstumo dón: le criará su madre
Rey en las selvas, y de reyes padre.

CLV.

»De ahí en Italia empezará el reinado
De Troya. Honor de la Troyana gente,
Prócas luégo aparece, y á su lado
A Cápis ves y á Numitor presente;
Y al otro Silvio, á quien tu nombre añado,
Enéas, ya en virtudes eminente,
Ya en armas, si reinare en Alba un dia:
¡Qué mancebos! ¡qué heroica bizarría!