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ENEIDA.
CII.

«¡Valeroso Deífobo, esperanza
De Troya, hijo de reyes! ¿Quién fué osado
En tí á ejercer insólita venganza?
¿Quién consumó tan bárbaro atentado?
Oí que de combate y de matanza
Aquella horrenda noche tú cansado,
Sobre enemigos que humilló tu acero
Caido habias á morir postrero.

CIII.

»¡Mísero amigo! yo en la playa nuestra
Te alcé entónces funéreo monumento
Que áun hoy tus armas y tu nombre muestra
Tres veces te llamé con alto acento.
Mas ¡ay! ni verte pude, ni mi diestra
En suelo de la patria acogimiento
Mullir á tu ceniza.» Enéas dijo;
Y de Príamo así respondió el hijo:

CIV.

«Tú hiciste tu deber; yo estoy pagado
Y agradecido estoy. Suerte inhumana
Es la que me hunde en tan horrible estado
Y el crímen de la pérfida Espartana:
¡Éste, éste es de la pérfida el legado!
Recordarás en la alegría insana
Que pasámos la noche postrimera;
¿Quién no ha de recordarlo aunque no quiera