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ENEIDA.
XVIII.

Diciendo: «¡Oh tú hasta ahora libertado
De los riesgos del piélago marino,
Hoy de riesgos de tierra amenazado!
Vendrá tu gente al reino de Lavino
(No temas, no, que lo revoque el hado);
Mas tiempo habrá que llore porque vino;
Guerras, ásperas guerras estoy viendo;
Miro al Tibre ondear, de sangre horrendo.

XIX.

»Otro Janto, otro Símois, y otra hogaño
Campaña cual la griega rigurosa
Verás, que el Lacio cria ya en tu daño
Otro Aquíles feroz hijo de Diosa;
Ni faltará á tu gente en suelo extraño
De Juno el odio que jamas reposa;
Y en tanto, ¿qué ciudades, ni qué playas
Habrá, infeliz, donde á rogar no vayas?

XX.

»Y otra vez bodas en foráneo suelo
Llorarán los Troyanos; y esa esposa
¡Cuánto traerá de afan! ¡cuánto de duelo!
¡A ti y á tus vasallos cuán costosa!
Tú, hasta do el hado sufra, insta en tu anhelo,
Y lograrás, mudanza milagrosa,
Que ántes que no otra, á próspero destino
Una griega ciudad te abra camino.»