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LIBRO SEXTO.


I.

Así hablaba y lloraba juntamente.
Ya, riendas dando, por el mar navegan,
Y á las costas de Cúmas (cuya gente
De Eubea vino) sin tardanza llegan.
Tornan proas al mar: con tenaz diente
La ancla fija el bajel, y á tierra apegan
Las corvas popas, que en la orilla alzadas
La bordan de colores varïadas.

II.

Ledos embisten en hesperia tierra:
Quién hiere el pedernal, que en sus entrañas
De la llama los gérmenes encierra;
Quién penetra las ásperas montañas
Y leños corta, ó por su seno yerra,
Intrincada guarida de alimañas,
Y vuelve, y dando de placer señales
Enseña los hallados manantiales.