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ENEIDA.
XXXIX.

Estridente en la sombra mueve el ala
De noche, y entre tierra y cielo vuela;
Nunca el sueño sus párpados regala!
De dia, misterioso centinela,
En techo ó torre altísima se instala,
Y asombro dando á las ciudades, vela,
Y con ardor igual, doquier que gira,
Divulga la verdad y la mentira.

XL.

Lo mismo ahora, ufana, diligente.
Mezcla verdades y ficciones vanas,
Y esparciéndolas vuela entre la gente
Corriendo las provincias comarcanas:
Que ha arribado, de Troya procedente,
Enéas á las playas africanas;
Que le acoge, y consiente en ser su esposa,
La soberana de Cartago hermosa;

XLI.

Más: que olvidando públicos cuidados.
En la red del placer entretenidos,
Gozan los dias del invierno helados,
Por amor, lo que duren, encendidos:
La ímpia Diosa por campos y poblados
Va esto poniendo en bocas y en oidos,
Y al rey Yárbas torciendo, llega en breve,
Le inflama el alma, y á furor le mueve.