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ENEIDA.
XXXIII.

Ascanio revolviendo va á doquiera
Su brioso caballo por el llano,
Y ya á los unos en veloz carrera,
Ora á los otros se adelanta ufano.
Entre inermes rebaños, aplaudiera
Un jabalí espumoso haber á mano,
Y ruega que del áspero boscaje
Algun rojo leon al campo baje.

XXXIV.

Hé aquí el cielo amenaza, óyense truenos,
Sigue granizo y tempestad oscura;
Y, Tirios y Troyanos de afan llenos,
Cada cual por su lado huir procura:
Ni de Vénus al nieto acosa ménos
El cielo: albergues van por la llanura
Buscando: de las sierras eminentes
Se despeñan las aguas á torrentes.

XXXV.

Iba el troyano capitan con Dido,
Y á una gruta se acogen á deseo:
Presagia la alma Tierra con rüido,
Y Juno, al rito atenta, el himeneo:
El cielo en los misterios instruido,
Alumbró con siniestro centelleo;
Las Ninfas á que el monte da moradas,
Gimieron en las cumbres elevadas.