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VIRGILIO.
XLV.

»Corremos á la seña, en lid no usada
La impía raza á extirpar del mar salida;
Mas ¡vano esfuerzo! que lesion la espada
No hace en las plumas, ni en el cuerpo herida.
Infectan cuanto muerden de pasada,
Y hedor esparcen en su impune huida;
Y una de ellas, Celeno, en yerta altura
Infausta así con voz siniestra augura:

XLVI.

«Vinisteis á matar nuestros rebaños,
»¡Hijos de Laomedon! ¡manos impías!
»Y en guerra, de sus patrios aledaños
»Quereis lanzar, sin culpa, á las Arpías!
»¡Pues oid y temblad horribles daños!
»Catad lo que os anuncio en profecías
»La mayor de las Furias: trasmitiólo
»A Febo Jove, y á Celeno Apolo.

XLVII.

»Buscais á Italia con errante quilla,
»Y cierto que con vientos aplacados
»Ireis á Italia, y cobrareis la orilla
»Que os disputan benévolos los hados;
»Mas no podreis la deseada villa
»Ceñir, sin que á expiar desaguisados
»Con fuerza ántes os mueva el hambre aciaga
»Tal, que áun las mesas devorar os haga.»