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ENEIDA.
VI.

»De espanto helado el corazon flaquea;
Mas recobrado tiro de otra rama
Por descubrir lo que el prodigio sea,
Y otra vez sangre el vástago derrama.
Confuso, dando de una en otra idea,
Ya á Marte invoco que á los Getas ama,
Ya á las huéspedas Ninfas de la selva
Porque el signo de horror fausto se vuelva.

VII.

»Con esta mira y con esfuerzo nuevo
Tercera rama desraigar decido;
Mas cuando, hincada la rodilla, pruebo
Su rigor á vencer, siento un sonido
(No sé si ose decir, ó callar debo):
Una voz funeral hiere mi oido:
«¡Ay! ¿por qué, Enéas, las entrañas mias
»Rompes? ¡No manches más tus manos pias!

VIII.

»Hijo yo fuí de la nacion troya,
»¿Y al que ya conociste ofendes muerto?
»¡Esa sangre no es de árboles do mana!
»¡Ah! ¡que de esta region huyas te advierto,
»Aurívora region, playa inhumana!
»Yo Polidoro soy: yace cubierto
»Mi cuerpo aquí de flechas homicidas,
»Ahora en ásperas ramas convertidas.»