Página:Eneida - Tomo I (1905).pdf/104

Esta página no ha sido corregida
70
VIRGILIO.
LVII.

»Nada contesta: con mortal gemido
«¡Vuela! ¡huye!» exclama: «el Griego se apodera
»De la ciudad: incendio embravecido
»Estalla: ¡Troya se desploma entera!
»Mucho á la patria y al monarca ha sido
»Sacrificado: si algo la valiera,
»Salvárala este brazo: en su agonía,
»Su culto, hijo de Vénus, te confía.

LVIII.

»Mansion busca á sus Dioses tutelares
»Que fundarás, y grande, finalmente,
»Audaz cruzando procelosos mares.»
Y miéntras habla entrégame impaciente
La alma Vesta que arranca á los altares,
Y los velos y el fuego indeficiente.
Por la ciudad en tanto se extendia
El estruendo confuso y vocería.

LIX.

»Y aunque distante de la puerta Escea
Yacia de mi padre la morada,
Opaca de un jardin que la rodea,
De la invasora muchedumbre armada
Llega sordo el rumor; mi sien golpea;
Salto veloz, el ánima azorada,
Y á la azotea trepo, y al rüido
Que crece más y más, tiendo el oido.