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VIRGILIO.


CLVI.

Alzóse en esto un gran clamor, que llega
Confuso al cielo, y de él retumba herida
La laguna, cuan ancha el campo anega.
Rabioso Turno, sin templar la huida,
A los Rútulos clama, nombra, ruega
Que la espada le traigan conocida.
Enéas, á su vez, muerte inminente
A aquel intima que mediar intente;

CLVII.

Y á todos aterrando los conmina
Con asolar los muros; y aunque herido,
No desiste: corriendo á la contina
Cinco órbitas agota en un sentido,
Cinco en opuesta direccion camina;
Que no es, á fe, lo en lid comprometido
Circense premio ni trivial presea,
Por la sangre de Turno se pelea!

CLVIII.

Viejo acebuche allí se alzaba un dia
Con sus amargas hojas: el marino
El firme leño venerar solia,
Que á Fauno estaba dedicado; y vino
Muchas veces en él su ofrenda pia
A colocar, y, al Númen laurentino
Cumpliendo el voto, á la sagrada copa
Náufrago suspendió la húmida ropa.