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VIRGILIO.


CVIII.

Vióle Enéas; su furia vengativa
Comunica á un pedron que enorme alanza,
Y de cabeza al mísero derriba:
En las riendas envuelto so la lanza
Del carro, ya le aplasta fugitiva
La rueda; puesto el dueño en olvidanza,
Por cima sus indómitos caballos
Baten veloces los sonoros callos.

CIX.

Hilo feroz, verboso, amenazante
Entrara en lid: á su aureada frente.
Poniéndosele Turno por delante
Asesta un dardo, que al cerebro, ardiente
Clavóse, bajo el yelmo relumbrante.
Caíste y tú, Creteo, el más valiente
De los Grayos; de Turno á libertarte
Tu diestra poderosa no fué parte.

CX.

Ni á tí tus propios Dioses al Troyano
Te supieron hurtar, Cupenco. ¡Ay triste!
Puesto el pecho á sus golpes, es en vano
El broquel acerado que le asiste.
Y tú tambien al laurentino llano,
Eolo ilustre, á sucumbir viniste;
Tambien debian estos arenales
Tus espaldas medir descomunales!