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ENEIDA.


XLV.

Tiempo há ya que las rútulas legiones
Del iniciado pacto auguran males;
Un secreto pavor sus corazones
Ocupa, y más cuando á los dos rivales
Próximos ven, y de ambos campeones
Consideran las fuerzas desiguales.
El modo infausto como Turno avanza
Crece la popular desconfianza.

XLVI.

Mudo y á lento paso comparece
A doblar ante el ara la rodilla;
Su juvenil figura palidece,
Baja la vista, mustia la mejilla.
Ve la Ninfa al hermano, y ve cuál crece
En sordas voces la naciente hablilla,
Turbados pechos vacilar advierte;
Y entre ellos, disfrazada de Camerte—

XLVII.

Era éste un lidiador que gala hacía
De su antigua nobleza, y cuya espada
De su padre á la clara nombradía
En el ardor de bélica jornada
Correspondió con noble bizarría—
Entre ellos, de Camerte disfrazada,
Yuturna, pues, astuta el pié desliza,
Y rumores sembrando el fuego atiza: