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VIRGILIO.


CLIX.

Cretenses flechas lanza cuando tiende
El arco licio: al hombro el arco de oro
Tiémblale al vate, y de oro el casco esplende;
Su clámide amarilla, y el sonoro
Undívago ropaje anuda y prende
En áurea joya; bárbaro tesoro
Muslo y pierna guarnece, y de la aguja
La arte sutil su túnica dibuja.

CLX.

Tras éste corre, pues, la virgen, ora
Colgar quiera sus armas por trofeo
Al templo, ó ya vestir, de cazadora,
Cautivo el oro del vistoso arreo.
Mujeril impaciencia la devora,
Y en manos, ¡infeliz! de su deseo,
En la confusa lid con alma y ojos
Tras esa presa va y esos despojos.

CLXI.

Arrunte, la ocasion llegada al dolo,
El dardo aparejado, oró ferviente:
«¡Oh tú, á quien los Hirpinos como á solo
Dios del Soracte protector, la frente
Humildes inclinamos, almo Apolo!
Tú en cuyo honor den pinos luz viviente
En piras dan; y á cuya sombra santa
Ascuas hollamos con segura planta!