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VIRGILIO.


CV.

«¡Ornamento de Italia! ¡denodada Virgen!»
Turno á su vez exclama, puesta
En la fiera doncella la mirada:
«¿Qué gracias dignas, qué cortés respuesta
Podré dar, á tu mérito adecuada?
Mas ya que á todo riesgo estás dispuesta,
Obremos de consuno. Enéas—sélo
Por espías, y es voz que toma vuelo—

CVI.

»Ese Enéas malvado, en la llanura
Gente á caballo, armada á la ligera,
Mandó á escaramuzar; mas él la altura
Solitaria del monte en tanto espera
Vencer, y á la ciudad llegar procura.
Yo en los senos del bosque una certera
Emboscada pondréle, con soldados
El sendero asediando á entrambos lados.

CVII.

»Tú al Tirreno, reuniendo tus pendones,
Vé, y el fuerte Mesapo allá te siga,
Te sigan los latinos escuadrones
Y las bandas del Tibur: la fatiga
Partiremos del mando.» Con razones
Tales como éstas á Mesapo instiga
Tambien, y á sus aliados capitanes;
Y marcha él mismo á coronar sus planes.