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VIRGILIO.


XCIX.

Hácia el templo de Pálas, entretanto,
Que entre sacros alcázares descuella,
Se encamina la Reina: haciendo llanta
Numerosas matronas van con ella
Sus dones á ofrecer al Númen santo:
Marcha á su lado la real doncella,
Que inocente causó tantos enojos,
Y no levanta los hermosos ojos.

C.

Inciensan, en subiendo á los umbrales,
El templo, y el dolor que el pecho encierra
Exhalan, de allí mismo en voces tales:
«¡Arbitra omnipotente de la guerra!
¡Mira, oh virgen Tritonia, á nuestro males!
Al Frigio salteador derriba en tierra,
Quiebra en su mano tú la arma homicida,
Y ante esas puertas él la arena mida!»

CI.

Turno airado á su vez se arma á batallar.
Con escamas de bronce á maravilla
Cubierta, viste la rutulia malla;
De áureas grevas ornó la pantorrilla
(La sien áun no ha cuidado resguardalla);
Ciñóse espada, y todo es oro, y brilla
Bajando airoso del alcázar alto
A anticiparse al enemigo asalto;