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VIRGILIO.


LXIII.

Cuando cesó la agitacion primera
El anciano monarca abrió su boca,
Y habló de su alto solio en tal manera,
Despues que á las Deidades pio invoca:
«Quise yo que en sazon se definiera
Esta causa, ¡oh Latinos! Hoy que toca
Armado el enemigo á nuestras puertas,
Tarde á civil consejo están abiertas.

LXIV.

»En guerra nos hallamos importuna
Con recia, diva gente, que fatiga
No recibió jamás de lucha alguna,
Ni las armas depone, aunque enemiga
Redoble adversos golpes la Fortuna.
Nadie en extraños esperando siga;
Faltónos la alianza delEtolo:
Cada cual en sí mismo espere sólo.

LXV.

»Dicho está, ciudadanos, cuánto sea
Esta esperanza individual mezquina;
¿Mas quién hay que no palpe luégo y vea
Que amenazado de fatal ruina
El público edificio tambalea?
A nadie vuestro príncipe acrimina:
Ha hecho el valor cuanto al valor es dado:
Todas sus fuerzas concentró el Estado.