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VIRGILIO.


XXXIX.

Arde la lumbre lúgubre, y oscura
Nube envuelve del cielo las regiones.
Revestidos de espléndida armadura
Tres veces han marchado los peones
En derredor del fuego que fulgura;
Y tres los de á caballo en sus bridones
Lustran la triste funeral hoguera,
Y lanzan de dolor voz lastimera.

XL.

Plañendo de consuno, el largo lloro
Riega el suelo y al par las armas riega:
De las trompetas el clangor sonoro
Y el clamor de la gente al cielo llega.
Quién á las llamas el marcial tesoro
A los Latinos arrancado, entrega:
Finos yelmos, magníficas espadas;
Frenos y ruedas, á encenderse usadas.

XLI.

Otro tal vez á la funérea pira,
Prendas notorias de los que ella abrasa,
Los escudos y aquellas armas tira
Que ántes ciñeron con fortuna escasa.
Mucho novillo en cerco arder se mira,
Híspidos cerdos, víctimas sin tasa
Traidas de los campos: hierro fuerte
Las rinde al fuego y las consagra á Muerte,