Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/290

Esta página no ha sido corregida
232
[39
VIRGILIO.


IX.

Él, viendo de Palante sostenida
La frente, y blanco el rostro á par de muerte,
Y en aquel pecho hermoso la ancha herida
Que ausonia lanza abriera, y sin que acierte
El llanto á contener, «¿Tú aquí sin vida,»
Clama, «amigo infeliz? Cuando la suerte
Más propicia á mis armas sonreía,
¡Ay! de mi lado te arrebata impía!

X.

«No quiso la cruel que el triunfo mio
Vieses, y vencedor entre marciales
Pompas volvieses al solar natío!
No hice á tu padre, no, promesas tales
Cuando, enviándome á excelso poderío,
Al darme en tierno abrazo tristes vales
Me advirtió receloso que lo habria
Con gentes bravas en tenaz porfia.

XI.

«¡Y él hora por ventura se complace
En trocar á esperanzas sus temores,
Y ofrendas en el ara y votos hace,
Miéntras damos estériles honores
Al jóven que, pues ya sin vida yace,
Nada debe á los Dioses superiores!
¡Por tí, padre infeliz, cuánto me aflijo!
¡Tú el cruel funeral verás de un hijo!