Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/271

Esta página no ha sido corregida
675]
213
ENEIDA.


CXLIV.

»¡Abriese, á devorarme, una honda boca
La tierra! Ó vos, más bien, al ruego mio
Venid, ¡oh vientos! contra dura roca
Arrebatad piadosos mi navio;
Esperanzado en vos Turno os invoca!
¡Allá estrelladme en áspero bajío,
Do Rútulos no lleguen, ni importuna
Fama me siga ni memoria alguna!»

CXLV.

Dice, y en zozobrante afan no sabe
Entre intentos dudosos qué decida:
O si ya, enloquecido por tan grave
Afrenta, el pecho sin piedad divida
Con frenético acero; ó de la nave
Se arroje, y a poder de brazos pida
En su bélico ardor la orilla corva
Venciendo el ponto que lidiar le estorba.

CXLVI.

Tres veces uno y otro pensamiento
Traer á ejecucion el triste ensaya,
Y tres veces tambien su osado intento
La Diosa que le asiste puso á raya,
Condolida; y en blando movimiento
Hace que en brazos resbalando vaya
De hirviente espuma á términos seguros:
Del padre Dauno á los antiguos muros.