Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/256

Esta página no ha sido corregida
198
[457
VIRGILIO.


XCIX.

Ya que Palante á Turno estar advierte
A tiro de asta, él desde luégo embiste,
Por si, premiando al más audaz, la suerte
Al ménos esforzado fausta asiste;
Y ántes al aire inmenso de esta suerte Oró:
«Tú, Alcídes, si de Evandro fuiste
Huésped, y amigo te sentó á su mesa,
¡Oh! dame ayuda en mi arriesgada empresa!

C.

»Haz que Turno me mire á él moribundo
Arrancarle las armas en despojos,
Sangrientas; y al cerrarlos hoy al mundo
Haz que me sufran vencedor sus ojos!»
Oyó Alcídes su voz, y en lo profundo
Del pecho comprimió tristes enojos
Haciendo inútil llanto. Jove al hijo
Estas palabras de consuelo dijo:

CI.

«A cada cual fijado está su dia;
De la vida los términos estrechos
Mortal ninguno traspasar podria;
Mas la fama extender con grandes hechos
Es dado á la virtud. ¿Hora sombría
A cuántos no abatió, gloriosos pechos
De sangre diva, al pié de la alta Troya?
Aun mi hijo Sarpedon se hundió en la hoya.