Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/239

Esta página no ha sido corregida
220]
181
ENEIDA.


XLVIII.

Ninfas, de húmidos reinos moradoras
Por superior mandato de Cibéles,
Que de la mar transfiguró en señoras
Tablas que fueron en la mar bajeles.
Juntas bullen, y tantas como proras
Férreas orlaron la ribera: fieles
Reconocen de léjos á su dueño,
Y le cortejan en tropel risueño.

XLIX.

Llegó jovial la que entre todas sabe
Las gracias del decir, Cimodocea;
Con la diestra la popa ase á la nave
Cuyo dorso ella misma señorea,
La izquierda boga en mudo afan suave,
Y nuevas dando á aquel que las desea,
«¿Velas,» le dice, «hijo de Dioses? Vela!
Y sús! con alas desplegadas vuela!

L.

«Troncos fuimos nosotras ya en el Ida,
Naves tuyas despues, del Oceano
Ninfas hoy. Como aleve á nuestra vida
El Rútulo atentó con fuego insano,
Nuestra divina Madre condolida
Mudónos: cables que anudó tu mano,
Mal de grado rompimos; y ella Diosas
Nos hizode las mares espumosas.