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VIRGILIO.


XXVII.

Veis al lirnesio Acmon, que arrastra inerte
Mole, parte de monte no pequeña,
Y, cual su hermano Menesteo, fuerte,
Y cual Clicio su padre, la despeña,
Todo el cuerpo tendiendo. De esta suerte
El agredido en arrojar se empeña
Ya volador astil, ya piedra grande;
Y hachas el agresor y dardos blande.

XXVIII.

Como perla de fúlgido destello
En rojo oro engarzada, cuyo oficio
Es dar adorno ya á la sien, ya al cuello;
Ó bien como con clásico artificio
Embutido marfil esplende bello
En terso boj ó terebinto oricio,
Tal Ascanio entre todos resplandece;
Tal descubierta la cabeza ofrece

XXIX.

El digno barragan que Vénus ama,
Y hermoso así por su cerviz de nieve
El tendido cabello se derrama,
Que á su frente hilo de oro ciñe leve.
Mnesteo allí tambien (á quien la fama,
Porque á él de Turno la expulsion se debe,
Ha engrandecido) á la defensa asoma,
Y Cápis, de quien Capua nombre toma.