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ENEIDA.


CXXIX.

»¡Oh Frigias, más que Frigios! ¡Id! Guarida
Alta el Díndimo os abre: á sus parciales
La flauta berecintia allá convida
Con la usual melodía; ¿y los timbales
No oisde la Deidad que reina en Ida?
Id al báquico estruendo, y las marciales
Luchas dejad á varoniles pechos;
A llevar armas no alegueis derechos!»

CXXX.

A vueltas de sus fieros y blasones
No en calma Ascanio á tolerar se avino
Del jayan los dicterios y baldones:
Tiende el arco y atrae el nervio equino,
Los brazos en contrarias direcciones
Esforzando; mas, ántes que camino
Dé su mano á la flecha voladora,
Los ojos alza y reverente ora.

CXXXI.

«¡Oh Jove omnipotente! así me ampares
Y premies con el éxito que imploro
Mi empeño audaz; y ofrezco á tus altares
En sacrificio un jóven y albo toro
Que ya á las astas de su madre, pares
Yerga las suyas, retocadas de oro,
Que muestre corneando su ardimiento
Y polvo con los piés esparza al viento!»