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ENEIDA.


CXI.

Turno osado, primero en los primeros,
Tira una hacha encendida, que se pega
A un lado de la torre: á los maderos,
Acrecentada por el viento, llega
La llama devorante. Los guerreros
Que adentro ven el gran peligro, en ciega
Confusion á salvar corren la vida,
Buscando en vano y de tropel salida.

CXII.

Y en tanto que se agolpan, en su anhelo,
A un punto ajeno al fuego, se derrumba
Súbito por su peso el fuerte: el cielo
Con fragoroso estrépito retumba:
Y vienen, medio exánimes, al suelo,
No sin que la alta mole en pos sucumba,
Transfijos por sus armas los soldados
Y de duras astillas lastimados.

CXIII.

Á todos el tremendo golpe acaba,
Salvo á Helénor y á Lico. En años era
Tierno aquél: en secreto, de la esclava
Licimnia al rey Meonio le naciera;
A la guerra de Troya, aunque le estaba
Vedada, ella envióle. De ligera
Armado, iba inglorioso, con desnudo
Acero, y sin divisa el limpio escudo.