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VIRGILIO.


XC.

Tál flor purpúrea á quien tronchó el arado
Desfallece á morir; tál la amapola
Sobre su débil vástago doblado
Inclina mustia la gentil corola
Que la lluvia agobió. Desesperado
Niso penetra el escuadron, y á sola
La persona, entre todos, de Volcente
Solicita su cólera impaciente.

XCI.

Acá y allá, ya aquel, ya este guerrero,
Le resisten y estorban: él no cia,
Antes á todos lados el acero
Fulmíneo revolviendo ábrese via;
Hasta que al fin al Rútulo, que fiero
Gritando á la sazon la boca abria,
Por ella adentro le escondió la lanza:
Próximo así á morir tomó venganza;

XCII.

Y encima se desploma herido, inerme,
Del muerto amigo á quien unió su historia,
Y en paz allí su último sueño duerme.
¡Oh, felices los dos! si alguna gloria
Puedo yo de mis versos prometerme,
Siglos no eclipsarán vuestra memoria
Miéntras sustente inmoble el Capitolio
El prez de Enéas y de Jove el solio!