Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/185

Esta página no ha sido corregida
272]
127
ENEIDA.


LVII.

»Que añadirá mi padre á dones tales
Doce hermosas esclavas, adivino;
Luégo, doce cautivos, con marciales
Arreos cada cual; y de Latino,
En fin, los predios rústicos reales.
En cuanto á tí, mancebo peregrino,
A quien mi edad sigue el alcance, lazos
Anudando de amor te doy mis brazos;

LVIII.

«Mi corazon te doy, y te recibo
Desde aquí por perpetuo compañero:
De hoy más, sin tí gozosas no concibo
Glorias, que dividir contigo quiero.
Ya el laurel me corone ó ya el olivo,
En todas ocasiones tú el primero
Amigo, á quien el alma nada esconde,
Mio serás!» Euríalo responde:

LIX.

«Nunca, nunca será qué yo desdiga
De este animoso arranque; así la suerte
Amiga se presente... ¡ó enemiga!
Mas qué ante todo premio pido, advierte:
Tengo una madre, de la estirpe antiga
De Príamo, á quien no razon tan fuerte,
Ni patrio sol, ni regio hospicio, nada
Hubo que de seguirme la disuada.