Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/170

Esta página no ha sido corregida
112
[54
VIRGILIO.


XII.

Síguenle en clamoroso movimiento...
Mas ¿quién de ellos pensara lo que mira?
El Troyano, en inerte encogimiento,
No igual lid á empeñar armado aspira,
A cobijar su campo sólo atento.
Los muros registrando Turno gira
Furioso en su corcel, y abrir espera,
Por donde entradas no hay, de entrar manera.

XIII.

Cual, llena, asedia un lobo á una majada
En alta noche; y vientos y aguaceros
Arrostra, y por la cerca tienta entrada;
Balan bajo las madres los corderos;
El ruje, y ya en su presa, áun no tocada,
Ceba sus apetitos carniceros;
Que el hambre acumulada le atormenta
Y arde, áridas sus fauces, sed sangrienta:

XIV.

El Rútulo adalid, de igual manera,
Mirando los reales y los muros
En ímpetu fogoso se exaspera,
Derrítele el dolor los huesos duros:
Penetrara en la plaza si pudiera;
Y piensa cómo á los que ve seguros
Encerrados Troyanos, fuéra llame
Y á igual lid en los campos los derrame.