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VIRGILIO.


XC.

Cuáles, en medio á la comun fagina,
Suenan los sopladores fuelles; cuáles
Zabullen en el agua allí vecina
Con estridor fogoso los metales:
Gime de heridos yunques la oficina:
Alzando con gran fuerza el brazo, iguales
Alternos golpes dan; tenaza emplean
Mordaz, y el hierro sin cesar voltean.

XCI.

En tanto que así brega el buen Vulcano
En su antro humoso, en su tranquilo lecho
La luz bendita y gorjear temprano
De las aves que triscan en el techo
A Evandro despertaban. El anciano,
La túnica vistiendo al fuerte pecho,
El nuevo dia á saludar se alza;
Las sandalias tirrenas ciñe y calza;

XCII.

Del hombro abajo acomodar no olvida
Al cinto puesta la tegea espada,
Y del izquierdo lado desprendida
Tercia una de leopardo piel manchada;
Y ya dos canes que en su guarda cuida
Y parejos anuncian su llegada,
No bien desu alto nido los umbrales
Ha traspuesto, con él saltan leales.