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VIRGILIO.


XLII.

«Entre tanto á partir apercibido,
Amenazaba Alcídes su ganado
Repleto asaz, que con mayor bramido
Ya aqueste deja atras, ya aquel collado:
Estremece los bosques el gemido
Por quejumbrosos ecos dilatado,
Y una novilla en la caverna honda
Da un gran mugido que á la grey responda

XLIII.

«Así un lamento de la res esclava
La esperanza burló, turbó el sosiego
Del tirano raptor. En furia brava
Hércules todo enardecióse, y ciego
Arrebatando la nudosa clava,
A la cumbre del monte corre luégo;
Y por primera vez Caco en los ojos
Mostró terrores en lugar de enojos.

XLIV.

«Y huye, vuela al sagrado de su gruta
Más que el Euro veloz; de alas le dota
Los piés el miedo que la faz le inmuta:
Huye, y se esconde, la cadena rota
Que á la entrada suspende piedra bruta:
(Merced del padre, que en edad remota
Forjó los eslabones); y la puerta
El soltado peñon deja cubierta.