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FEMINISTA ARGE;


Señor Miguel J. Font:

Me pide usted la colaboración en una obra que ivicia; ésta es, en favor de la “Mujer”. Sería imposible negarlo la contri- bución- para que realice el noble fin que se ha propuesto.

Concluída la guerra, no veo interés internacional y humano mayor, ni aproximadamente tan importante, eomo Jo es el que se refiere al “feminismo”. La civilización que ercíamos haber legado a su Plus Ultra antes de estallar esa guerra mundial, en realidad había llegado a su fracaso, sólo y únicamente por el estado de inferioridad en la que trataba de conservar duran- te siglos a la mujer. (“Las mujeres de ningún país Imbieran votado en favor de la guerra”)

Feminismo: es el tema más difícil de analizar; pues asusta a todos los hombres (hasta a algunas mujeres que no están en condición de analizar), sean éstos como padres, esposos, her- manos, o simplemente amigos o parientes. Es que todos y nin- guno, hasta las mismas mujeres, tratan el asunto sin apasiona- miento; no guardan la necesaria calma, nobleza, altruismo y caridad.

El sexo masculino teme que obteniendo la mujer los misras derechos que gozan los hombres, tenga en éstas formidables ri- vales. Este es un concepto mezquino y erróneo. ln el trabajo siempre habrá competidores, pero esto no perjudica; todo lo contrario, estimula, para que sea mejor realizado. Sea el ecom- petidor hombre o mujer.

Tampoeo la mayoría de las mujeres encaran el feminismo en su sentido acertado. Se apasionan sobre el tema y caen, por lo mismo, en errores. Mientras el asunto se encara como una batalla, será forzoso considerarlo como estado de guerra decla- rado; pero no es justo, ni sabio, aun menos acertado, plantear esta-cuestión tan sencilla como natural.

La mujer no puede ser considerada como rival del hombre.

La idea así encarnada, es mezquina, hasta absurda.

Ambos sexos, deben ser el complemento mutuo. Los distin- tos sexos son que producen las naturalezas distintas, pero no los determinan inferioridad. ¿Quién se atrevería a declarar esta inferioridad como absoluta, sin caer en un error fácil de des- virtuar? Así como en el mundo hay hombres de real talento,



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