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entonees sometido a la limitación de las funciones que le he- mos atribuído, se desenvolvería disciplinándose poderosamente, y respondería brillantemente a las necesidades humanas”


No obstante, “las imujeres deben conservarse siempre como son, tan mujeres como lo permita la infinita gracia de su sexo. Que piensen que es por eso que la mujer es fuerte y gobierna al mundo, y su dominación omnipotente concluirá en el punto mismo en que el consejo erróneo trinnfe y la corone eomo una preciosa caricatura del hombre. Las futuras generaciones del segundo siglo argentino, ¿no serán lo que ellas decidan que sean, siendo que es incomparable la influencia que sus talentos tes permite tener en nuestra política, dueñas como son de la in- Meier de sus gestores?” mo de Ja ternura, del encanto y de la materni- dnd, = confirma el Doctor J. Pacífico Otero — tiene su ce- náculo, como lo tiene la cucaristía. Más que mujeres diputados o maestras en el arte de la filosofía, lo que la civilización re- clama son mujeres templadas en todos los heroísmos morales. El feminismo que hace hogar, hace patria, hace progreso, hace civilización”.

¿Es esto cerrarles el camino de los funciones políticas, ar- tísticas, científicas o religiosas? No; semejante pretensión no entra en mis cáleulos. Si hay mujeres que pueden perorar co- mo un Gambetta, pensar como un Bergson, o defender un plei- to humano en el pretorio como un Berrier, que lo hagan. Glo- ria ésta será de su sexo; y la ventaja de semejantes persona- lidades serán siempre provecho de la civilización”.

A su vez, el doetor Lms Reyna Almandos, participando co- mo los anteriores y como el director de esta encuesta, de la opi- nión de la mayoría, dice: “Cuando una mujer, por su cultura tiene ascendiente sobre su marido y sus hijos, éstos llevarán al foro las inspiraciones de la esposa y la madre; la madre quedará en casa, pero el beneficio de sus enseñanzas e íntimas predicaciones se repartirá por igual en la familia. Echad a la plaza pública, al comicio, al tribunal, a vuestra madre, a vues- tra hermana, y veréis cómo quedáis huérfanos; y veréis cómo entra a vuestra casa un pleito, un voto, un discurso, en vez de una sonrisa, de una caución, de una mano ungida de caridad, de amor y de ternura”