ENCUESTA FEMINISTA ARGENTINA
A
EL HOMBRE Y LA MUJER
El hombre es la más elevada de las eriaturas. La mujer el más sublime de los ideales.
Dios hizo para el hombre un trono; para la mujer un altar. El trono exalta, el altar santifica.
El hombre cs el cerebro; la mujer el corazón. El cerebro fa- brica luz, el eorazón produce el amor. La luz fecunda, el amor resucita.
El hombre es genio; la mujer es ángel. El genio es inmensu- rable; el ángel es indefinible. Se contempla lo infinito, se ad- mira lo inefable.
La aspiración del hombre es la suprema gloria; la aspira- ción de la mujer es la virtud extrema. La gloria hace lo gran- de, la virtud hace lo divino.
El hombre tiene la supremacia; la mujer la preferencia. La supremacia significa la fuerza, la preferencia representa el derecho.
El hombre es fuerte por la razón; la mujer es invencible por las lágrimas. La razón convence, las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos; la mujer de to- dios los martirios. El heroísmo ennoblece el martirio sublimiza.
El hombre es un código; la mujer un evangelio. El código eorrige, el evangelio perfecciona.
El hombre es un templo; la mujer es el sagrario. Ante el templo nos descubrimos, ante el sagrario nos arrodillamos.
El hombre piensa: la mujer sueña. Pensar es tener en el eráneo una larva, soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es el óceano; la mujer es el lago. El océano tiene la perla que adorna; el lago la pocsía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela; la mujer el ruiseñor que canta, Volar es dominar el espacio; cantar es conquistar el alma.
El hombre tiene un fanal: la conciencia; la mujer una es- trella: la esperanza. El fanal guía, la esperanza salva.
En fin: el hombre está colocado donde termina la tierra; la mujer donde comienza el cielo.
Víctor Hugo.